Cementerio Inca
La cosmovisión andina se caracterizó por ser totémica y animista, con adoración a los fenómenos naturales. Si bien en el panteón incaico Inti fue el dios principal, al que consideraron fuente de toda la existencia, y creador de todos los dioses, cabe destacar que en realidad se trató de un culto difundido a través del Sapa Inca Pachacútec, que lo jerarquizó como deidad oficial del Tahuantinsuyo (Imperio Inca). Entretanto, Viracocha fue un dios primordial para toda la región de los Andes, y figura de culto central también para los nobles cuzqueños, que forjaron los inicios del pueblo Inca. El mito tribal lo narra como creador del cielo y de la tierra, tras surgir de las aguas del sagrado lago Titikaka.
Inti
Inti es el término incaico que denomina al astro sol, supremo dios en la cosmogonía andina. A través del tiempo, este concepto primordial adquirió un significado complejo y universal, que absorbió a la divinidad sin nombre de la creación y derivó en el dios Viracocha (supremo ser del agua, la tierra y el fuego), cuyo nombre enumera los poderes sobre los elementos que dieron origen al universo. Inti, generalmente representado por una forma elipsoidal, en oro o sobre la piedra, era adorado con reverencias y ofrendas; a él se acudía en busca de ayuda, rogando por buenas cosechas o el cese de las enfermedades. Su energía, según la creencia de los Incas, alimentaba a la tierra y sus seres. La luna, denominada Mama Quilla, era compañera, esposa y hermana de Inti
Viracocha
Viracocha, también llamado Wiracocha, es la deidad principal del absoluto Incaico. Como tal, es un dios creador y ordenador, a su vez, del universo y el mundo. La tradición oral de los Incas cuenta con varios mitos fundacionales, uno de los cuales indica que, en un principio, Viracocha creo el cielo y la tierra, a la que pobló con plantas, animales y hombres.
Durante esta primera instancia de la creación, los hombres primitivos habitaban la oscuridad y el desorden, un universo caótico al que Viracocha pondría fin mediante un castigo ejemplar: emergiendo de las profundidades del sagrado lago Titikaka, se materializó en la Tierra junto a algunos ayudantes y convirtió en piedras a los proto-hombres sin ley. Luego, ordenó el cosmos en tres niveles, Hanan Pacha (o mundo de arriba, representado por el cóndor), Kay Pacha (o mundo de aquí, representado por el puma) y Uqu Pacha (o mundo de adentro, representado por la serpiente). Modelando rocas dio vida a los nuevos seres humanos que habitaron el mundo; ubicó luego a sus hijos Inti (sol) y Mama Quilla (luna) junto a las estrellas cubriendo el cielo y se dirigió hacia el norte, desde donde ordenó las funciones que cumplirían los pueblos, animales, plantas, ríos y seres del planeta. Concluida su obra, Viracocha se marchó caminando sobre la espuma del mar. Definido por el mito como un dios nómade, capaz de gobernar sobre la construcción de todo lo que se ve y lo que no se ve también, a Viracocha se le adjudica un compañero, el pájaro Inti, un colibrí con alas de oro y la facultad de conocerlo todo sobre el presente y el futuro.
Pachamama
La Pachamama constituye la principal deidad en el ámbito de los Andes Centrales de América Latina. Su nombre está compuesto por los términos quechuas Pacha (mundo) y Mama (madre). Es la propia representación de la tierra, que no se localiza en ningún lado, aunque habita, por excelencia, manantiales, ojos de agua y vertientes. A diferencia de otros dioses, Pachamama posee una existencia terrenal, cotidiana, de acceso inmediato y directo a través de la experiencia; con ella se dialoga permanentemente, pidiendo ayuda, permiso, y protección en las labores de la tierra, así como el perdón por cualquier ofensa contra ella.
Mama quilla
En la cosmogonía Inca, Mama Quilla, a la vez hermana y esposa de Inti, comparte con éste un idéntico rango en la corte celestial. Era la encarnación de la luna y en los rituales incaicos estaba representada por un disco de plata, del cual se desprendían algunos rayos, en alusión a sus atributos de poder. Fue considerada como la madre del cielo y, por su jerarquía, poseía su propio templo, además de una estatua en el mismísimo Templo del sol (uno de los más importantes) de los Incas, en donde una orden de sacerdotisas estaba consagrada exclusivamente a su culto.
0 comentarios: