La evolución del cerebro humano




El origen de nuestro maravilloso cerebro sé podría remontar en la tendencia creciente de la masa cerebral, creada por la necesidad de satisfacer las necesidades de los individuos.
Los primeros fósiles de un animal con cerebro son de hace unos 500 millones de años. Son de un pez sin mandíbulas (los primeros vertebrados) con un patrón en su construcción que va a seguir como modelo a lo largo de toda la evolución, desde los vertebrados inferiores (peces, anfibios, y reptiles), siguiendo por los vertebrados superiores (aves y mamíferos), hasta llegar al hombre. Este modelo esta constituido por la medula espinal seguida del tronco del encéfalo, di encéfalo y eventualmente la corteza cerebral.

Este cerebro primitivo se ha seguido como modelo a lo largo de toda la escala evolutiva, tanto en la diversidad anatómica de cerebros encontrados como en los cerebros de los peces actuales. Esta diversidad de cerebros parece deberse a que partiendo de ese patrón básico y fundamental que hemos señalado, se han derivado “especializaciones” del mismo adaptadas a nichos ecológicos diferentes.

Desde hace mucho tiempo se ha distinguido los conceptos de adaptación y adaptabilidad como inversamente proporcionales. Es decir, a mayor adaptación de un animal a su medio ambiente, menor es la capacidad platica evolutiva que tiene para poder adaptarse a un nuevo ambiente en el supuesto de que el suyo original cambiase.
Es decir, la línea central evolutiva ha partido siempre de cerebros “no especializados”, más indiferenciados y sin desarrollos particulares de ese patrón básico de ese cerebro que ya hemos descrito.

El cerebro mamífero: “Un Revolucionario”


A lo largo de la evolución de los mamíferos, desde hace mas de 60 millones de años, el desarrollo del cerebro se considera una primera y verdadera revolución en comparación al proceso conservador que había mantenido este desarrollo hasta entonces. Según Jerison (1973):

“Con esta revolución nace la verdadera inteligencia es decir, la capacidad
flexible de adoptar por diferentes opciones de respuesta ante un determinado
estimulo. Esta revolución se expresa en los primeros mamíferos con una
primera y nueva organización del cerebro, de manera que su mayor tamaño
ya no se hace de manera lineal como en los primitivos cerebros (vertebrados inferiores), sino que comienza el contacto o superposición de la parte posterior de la corteza con la anterior del cerebelo, y con ello por primera vez desaparece la exposición del tronco del encéfalo, que queda recubierto por estas dos estructuras”
Y la segunda gran revolución del cerebro es dada por el hombre, este es un proceso fascinante al mismo tiempo que sorprendente, como lo indica Tobías (1995):

“El hombre, en tan sólo un espacio de tiempo de 2-3 millones de años, ha aumentado el peso del cerebro de 500 gramos a 1.400 gramos. Un aumento de casi un kilo de cerebro.
Desde que se reunieron los primeros datos acerca de los grandes primates hominoideos y fueron catalogados como una única familia bajo el nombre de Australopitecos, el puente entre el hombre y los animales se estableció de una forma definitiva. El estudio de los restos fósiles nos permiten hoy comprobar que desde los antecesores del hombre, los Autralopitecinos (Afarensis, volumen cerebral medio 400 cc; y Africanus 460 cc), el cerebro aumentó unos 250-350 cc en el Homo Habilis (700-750 cc de volumen cerebral medio). En el Homo Erectus, el volumen cerebral alcanzó los 900 cc, y de ahí su progresión con el Homo Sapiens hasta llegar a los 1.400 cc”


Luego de estas pruebas solo queda por pensar y hacernos la gran pregunta de:

¿Qué ha ocurrido para que en tan corto espacio de tiempo evolución se haya dado tan sorprendente fenómeno con el cerebro? Esta es la pregunta más intrigante sobre la evolución del cerebro humano.
No hay ninguna duda de que el aumento del tamaño y la organización del cerebro en un tiempo tan corto ha debido ser el resultado de una serie de procesos en los cuales han intervenido una gran serie de factores.
Estaría mal creer que la evolución del cerebro puede atribuirse a un solo factor tal como la adquisición de la bipedestación, la utilización y construcción de herramientas, adquisición del lenguaje o nuevos modos de vida social, como la agricultura y la ganadería. Y aun más importante, debió de haber factores “clave” responsables de disparar inicialmente esa acelerada carrera por la adquisición de un cerebro grande.

En los homínidos se considera que el comienzo del crecimiento del cerebro comenzó hace unos cinco o seis millones de años en el contexto específico de un determinado medio ambiente. Este nicho ecológico fue el encuentro o límite entre la selva húmeda, y
La sabana árida y seca. En este medio ambiente cambiante sobrevinieron los primeros cambios adaptativos del cerebro en los antepasados del hombre. De ser ello así, pudo ser la temperatura ambiental en esta sabana, junto con métodos de caza primitivos, uno de esos factores “clave”, sin olvidar la suma importancia que se le tiene que dar al dedo pulgar de las manos que es oponible a todos los demás dedos, desarrollando así la creatividad del hombre y dando como resultado la creatividad del hombre.




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